No molesten, por favor...

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sábado, 26 de noviembre de 2016

   FIDEL CASTRO: ¿HÉROE O VILLANO?

   Fidel Castro ha muerto. Personaje amado y odiado por igual. Pero, indudablemente, pocos hombres han dado tanto que hablar como él. Creo que bien merece unas líneas en este humilde blog.

  Fidel Castro estuvo al frente de una revolución guerrillera que derrocó a un dictador latinoamericano. Una historia muy recurrente a lo largo del siglo XX. Poco original. Lo original hubiera sido hacer la revolución sin pegar un tiro. Pero eso era mucho pedir. Aparte de Gandhi y algún que otro visionario, en los años 50 la humanidad no concebía todavía la posibilidad de una revolución pacífica. Y es una pena. Porque la revolución pacífica será la única que, de verdad, venza y dure para siempre. 


   Fidel Castro luchó contra la injusticia social, contra la miseria, contra el analfabetismo, contra el imperialismo... Incluso (y lo añado en mi condición de convencido esperantista) se declaró públicamente defensor del esperanto. En principio, con estos ideales, alguien como yo, que he declarado abiertamente en numerosa ocasiones ser un antisistema, debería simpatizar con él.


   No creo que haya en el mundo nadie que sea más anticapitalista ni más antiimperialista que yo. Pero tampoco creo que haya nadie más pacifista ni mayor defensor del triunfo de la razón que yo. Bien es cierto que hay momentos en la vida y en la historia en los que no hay más remedio  que usar la fuerza. De lo contrario, peligra la propia supervivencia. Ejemplos han sido la guerra contra el nazismo y la actual lucha contra el Estado islámico. También sé que es muy difícil sobrevivir junto al gigante norteamericano. De acuerdo. Pero, ¿para qué envió Cuba soldados al conflicto interno angoleño? ¿Qué se les había perdido allí? ¿Acaso todas las discrepancias han de resolverse pegando tiros?

  Fidel Castro lo veía todo en términos bélicos. Siempre iba vestido de militar (salvo estos últimos años, cuando se pasó al chandal...). Para él, la justicia se conseguía luchando vestido de uniforme y metralleta en mano. Incluso cuando defendía al esperanto, lo hacía en términos bélicos: "Yo me considero un soldado del esperanto... venceréis en esta batalla..."

   Los logros sociales de la revolución cubana son innegables, sobre todo en sanidad, educación y cultura. En efecto, en países cercanos a Cuba donde nunca ha habido "regímenes comunistas" (como Guatemala, El Salvador o la República Dominicana), los índices de pobreza son mucho mayores. El que no quiera verlo, que no lo vea. Pero son datos objetivos.


  Asimismo, también son innegables las penurias de la vida cotidiana en Cuba y el daño que ha hecho el embargo. De los opositores anticastristas prefiero casi no decir nada, salvo que me parecen lobos con apariencia de ovejas, títeres del capitalismo más deleznable y enemigos auténticos de las clases más humildes y desfavorecidas. Espero que nunca alcancen el poder ni en Cuba ni en ninguna nación del mundo.

   Señor Castro: espero que usted haya sido el último defensor de ideales humanistas que haya alcanzado el poder (y se haya perpetuado en él) usando medios violentos. Porque movimientos sociopolíticos tan necesarios como el pacifismo, el ecologismo, la sociedad cooperativa (que será la alternativa  a la actual sociedad competitiva) e incluso el esperantismo se merecen un defensor más presentable.

  Eso sí, permítame que le reconozca el don de la palabra. Fue usted un gran orador. Quizá con discursos demasiado largos. Pero nada es perfecto. En todo caso, descanse en paz.



lunes, 25 de julio de 2016

  "LA PROPIEDAD PRIVADA ES UN ROBO"

   Tengo previsto analizar una serie de temas que ya en alguna ocasión he tratado en alguno de mis blogs. Pero en esta ocasión lo haré tema a tema y añadiendo algunos detalles olvidados en anteriores exposiciones. 

  Ya he pensado en algunos títulos: "Las fronteras son una línea imaginaria", "El dinero no es más que un papel", "Los dioses sólo existen en la imaginación"... Como puede observarse, todos van muy en mi línea de pensamiento. Nunca he ocultado que soy un "antisistema"... Pero también me gustaría escribir unas "Reflexiones en torno a la sexualidad" y un "Sobre la tauromaquia y otras tradiciones sangrantes... y sangrientas".

  Empezaré con un artículo al que titularé usando una célebre máxima anarquista: "La propiedad privada es un robo". Es cierto que podríamos usar también la palabra "hurto"; pero decidir qué palabra es más adecuada me llevaría una argumentación muy larga. Me inclino por la palabra "robo", porque es la usada tradicionalmente en el aforismo anarquista y porque entiendo que con frecuencia se ejerce algún tipo de violencia para perpetuar según qué derechos de propiedad. Sé que es un asunto difícil. Pero pido al lector que no se "asuste" y que trate de entender la argumentación que voy a hacer. He de hacer, no obstante, algunas consideraciones previas. Veámoslas. 

  De entrada hay que advertir que esta idea es sólo una más de entre las que son necesarias si se quiere alcanzar alguna vez una sociedad más libre y más justa. Y ya sé, de antemano y sin que nadie me lo diga, que no es posible un  mundo perfecto. Ni existe ni existirá. Ni falta que hace. Y sé que una sociedad nueva como la que propongo requiere una fase de transformación que duraría siglos... Pero, como reza el proverbio chino, "hasta el camino más largo comienza con un solo paso". No estaría de más que empezáramos por dar algún paso y elimináramos algunas ideas erróneas de nuestras mentes. (La otra opción es creérnoslo todo y no cambiar nada, ni a nivel teórico ni práctico. Y así "terminamos antes". Que cada cual elija la opción que prefiera).

   Como ya he dicho en alguna ocasión, escribiendo estos artículos yo no gano nada. Como mucho, ocupo mi tiempo haciendo algo que me gusta como es escribir. Y cumplo con lo que yo considero un deber moral de tratar de coadyuvar a un mundo mejor. Admito que todavía tengo fe en un mundo mejor basado en el triunfo de la razón sobre el miedo. Porque, amigo lector, estoy convencido de que el miedo (en sus múltiples formas) es el causante de casi todos los males.

  Sé que soy un "antisistema", en el sentido de que aspiro a cambiarlo. Pero siempre sueño con hacerlo pacíficamente y usando como única "arma" el diálogo y la razón. En este sentido, he de decir que mi hoja de antecedentes penales está limpia. Nunca he contravenido ningún artículo de ningún  código penal. Pago mis impuestos (y, además, debo decir que lo hago gustoso). Me voy a dormir a las 10 de la noche. No falto nunca al trabajo. No bebo alcohol ni tomo drogas de ningún tipo. Pero afirmo que la propiedad privada es un robo. Sí, un robo. Empezando con la propiedad que yo mismo pueda tener.

   Aclaro alguna cosa más para dejar claro que no tengo interés partidista alguno. Yo no estoy afiliado a ningún partido político ni a ningún sindicato. No suelo votar en las elecciones (sólo he votado 3 veces en mi vida y casi me arrepiento de haberlo hecho). Es evidente que yo no votaría a partidos conservadores. Pero es que los partidos tradicionales de la izquierda me parecen trasnochados en su simbología y conservadores en sus programas. Voy a tratar de explicar esta afirmación con algún detalle.

    Con lo anterior quiero decir que una sociedad nueva no puede construirse usando símbolos que huelen a enfrentamiento, a guerra, a revoluciones violentas, a dictaduras totalitarias del pasado, a atrocidades cometidas "en nombre del pueblo". Una "sociedad nueva" sólo se puede construir con símbolos pacíficos y democráticos, y usando como únicas armas la razón y el dialogo. El camino así será mucho más largo. Cierto. Pero es que no hay otra manera. De verdad que así lo creo.

    Y en cuanto a los programas de estos partidos, ningún partido "progresista" plantea nada realmente alternativo. Se limitan a prometer que habrá subsidios para los más desfavorecidos. No ponen en tela de juicio casi ninguna de las bases del sistema. Aceptan como válidas instituciones como el dinero, la propiedad privada, la competitividad, el crecimiento continuo, las patrias, la fabricación de armamento... Algunos incluso todavía aceptan creer en dioses. Supongo que, para ganar votos, no quieren asustar a nadie y, para eso, prometen que todo seguirá igual. Ni siquiera se atreverían a nacionalizar la banca. Bien es cierto que los grandes cambios sociales han de hacerse poco a poco. Pero es que lo que proponen estos partidos "progres" es estancarse de por vida ¿Acaso esperan que gente como yo les votemos? Con su postura ultramoderada ganarán más votos. Pero también habrá votos que perderán. Dejémoslo ahí.


   Por eso ya va siendo hora de que se desmonten ciertas "verdades" intocables. Que se desmonten a nivel teórico y dialéctico. Pero que se desmonten de una vez y para siempre. Si no se hace así, no podremos avanzar. Ni existe ni existirá nunca una sociedad perfecta. Pero creo que estamos casi todos de acuerdo en que sí se puede avanzar hacia una sociedad más humanista y más justa. Y para eso, créanme, hay que tener claro que, siguiendo a Proudhon, "la propiedad privada es un robo".

   ¿Por qué existe la propiedad privada? Como casi cualquier otra creación humana, esto también tiene una explicación psicológica. El origen, como casi siempre, está en el miedo y en la "prevención de males futuros". Alguien pensó en algún momento que, guardando para sí ciertos bienes, podría afrontar mejor la difícil tarea de la supervivencia. Los que estaban alrededor de ese alguien pensaron que ellos también querían tener cosas para sí cosas que sólo ellos pudieran usar y que nadie más tocara. Todos pensaron que la tarea de la supervivencia podrían afrontarla mejor de esa manera.

     A partir de ahí, las leyes de los distintas entidades políticas fueron recogiendo el derecho de propiedad como una de los grandes "derechos naturales", junto con el derecho a la vida, a la libertad, al bienestar... Haré aquí un breve inciso porque es curioso advertir cómo de entre todos los derechos fundamentales propios del "derecho natural", el de propiedad ha sido siempre, con diferencia, el más protegido de todos. Basta con pensar un poco y recordar la cantidad de veces que los gobiernos y autoridades han violentado el derecho a la vida (penas de muerte, guerras...), el derecho a la libertad (esclavitud), el derecho al bienestar (injusticias sociales, abusos cometidos por los poderosos). Pero el derecho a la propiedad privada -salvo en los casos de expropiación para obra pública- apenas se ha visto afectado nunca.

   Siguiendo con mi exposición, el derecho de propiedad se recoge ya en los códigos legislativos de la antigüedad de todas las culturas. La constituciones liberales de los siglos XVII, XVIII y XIX hacen especial hincapié en este asunto. Lo mismo hacen los grandes "filósofos del Derecho" (la lista de estos filósofos sería interminable; mencionaré sólo, como paradigma de todos ellos, a John Locke). Se instauran los registros de la propiedad, las notarías... y los tribunales de justicia, que estarán encargados de resolver los -innumerables- litigios que irán surgiendo en relación a la defensa del sacrosanto derecho de propiedad. Naturalmente, las "fuerzas del orden" velarán en todo momento por la  protección de este derecho tan esencial.

   Pero, si tal y como yo afirmo, la propiedad privada es un robo, ¿a quién se le roba? ¿Quién es el perjudicado con ese presunto robo? La respuesta es que se le roba a la colectividad, al resto de la humanidad. Me atrevería incluso a afirmar que es un robo a la razón y a la posibilidad de un mundo que no se rija por el miedo sino por el acuerdo y el consenso. Para ello veamos algún ejemplo sencillo y cotidiano.

   La vigente legislación española establece que la propiedad de las playas es pública. Sin perjuicio de que se haya admitido alguna playa privada, en general esto se cumple. Gracias a eso, todos los ciudadanos pueden disfrutar de su uso. Imaginemos que las playas pudieran ser de propiedad privada. En ese caso, un puñado de millonarios adquirirían la propiedad de las playas del país y sólo podrían usarlas ellos o bien aquellas personas que estos propietarios decidieran, normalmente previo pago de una cantidad. Y esto no es ciencia ficción. Creo que casi todo el mundo sabe que existen países donde gran parte de las playas son privadas. E incluso existen islas (sobre todo en el Caribe y en  la Polinesia, pero también en España) que son propiedad privada, normalmente de algún millonario. ¿Esto no es un robo a la colectividad...? ¿O qué nombre le ponemos?


  Muchos partidos de "izquierda" han defendido tradicionalmente que la solución a este tema es el reparto justo de la propiedad. Así, por ejemplo, en el caso típico de un pueblo donde un terrateniente fuera el dueño de casi todas las tierras del lugar, se proponía como solución (y a veces se llevó a cabo) que este "gran propietario" fuese expropiado y que sus tierras se repartiesen entre los jornaleros de la zona. Naturalmente, esta nueva situación es más "justa" que la anterior. Pero, en mi opinión, esta es un solución que sólo sirve para perpetuar el sistema. Porque entonces aceptaríamos que la propiedad privada es una institución necesaria y porque los nuevos propietarios más pronto que tarde aspirarían a aumentar su hacienda. Y siempre lo harían a costa de los demás. Estaríamos de nuevo en el punto de partida que pretendíamos evitar.

    Algunos alegarían ahora: "... es que es imposible un mundo sin propiedad privada..."; o bien "es que  yo necesito y quiero tener mi propia casa, mi propio coche, mis propias cosas...". Bien. Es normal que la gente argumente en este sentido. Yo sé que es difícil hacer cambiar de opinión a una sola  persona (¡¡¡ cuánto más costaría hacer cambiar de opinión a toda la humanidad!!!) en casi cualquier tema; y mucho más en un tema como este. Es difícil -y podría llegar a ser agotador- rebatir una idea que se sustenta en decenas de miles de años de tradición ideológica y jurídica. Pero, créanme, un mundo sin propiedad privada es posible. Hay cosas que son imposibles: ir andando a la Luna, evitar un terremoto, evitar que el sol brille... Pero un mundo sin propiedad es factible. Y necesario. 

   Y créanme, tendría muchas ventajas. No tendríamos que estar siempre preocupados con que nos pudieran robar o hurtar nuestros bienes. Eliminaríamos un montón de miedos y obsesiones. Nos limitaríamos a usar y disfrutar de las cosas. Nuestra única obligación sería darles un trato adecuado para que, en su momento, otros pudieran también usarlas. Las instituciones públicas serían las titulares de los bienes de la Tierra. Para su uso entre los individuos se establecerían normas. Sé que esto es muy complejo y muy difícil de poner en práctica. Sobre todo porque la gente no está preparada para comprender esto. Se requeriría un periodo de transición de décadas o incluso de siglos. Pero hay ejemplos en el día a día que nos pueden servir de guía. 

  Un mundo sin notarios, sin registradores, un mundo donde se eliminarían el 90% de los pleitos judiciales... Un mundo sin peleas familiares por la herencia, sin peleas de vecinos por un centímetro de tierra... ¿de verdad sería tan terrible un mundo así...? ¿A qué tenemos miedo?

   Han existido y existen sociedades donde la titularidad de los bienes corresponde a la colectividad. Los primeros cristianos lo hacían. Los kibutz israelíes de los años 50 y 60 recogían también principios de propiedad colectiva en su funcionamiento. Incluso en el día a día de casi todas las familias del mundo, los enseres de la casa son "propiedad de todos". ¿Acaso es mejor determinar la propiedad de cada plato?

  Igualmente, en tribus  "no civilizadas " (¡pobrecitos...!) de África y otros continentes las viviendas son de todos. Para usarlas, establecen un reparto: "tú usarás esta, tú aquella otra". Cuando salen a cazar, van todos juntos. Lo que cacen, es de todos. ¿Acaso sería mejor -y más "civilizado"- que a la hora de buscar el sustento cada uno fuera por su lado, y cada cual se comiera lo que cazara...?¿O que las casas tuvieran un dueño que constara anotado en un registro de la propiedad? Eso es lo que hacemos en las sociedades "civilizadas". Y basta con observar la cantidad de aberraciones e injusticias que ha provocado para concluir que lo que hacemos nosotros es un atraso. 

    El mejor ejemplo para comprender esto es el de la bibliotecas públicas. En efecto, los libros que hay en una biblioteca pública pertenecen a la colectividad (representada por un ayuntamiento o por una entidad estatal; eso da igual). Todos los ciudadanos tienen derecho a usar, retirar y leer los libros que hay en las estanterías. Todo según un reglamento de funcionamiento que corrija eventuales abusos. ¿No es esto un sistema más racional, más ecológico y más sensato que la idea de que para leer un libro hay que comprarlo, ser dueño de él y guardarlo en casa para que nadie más lo lea? (Téngase en cuenta que, si lo prestamos, nos lo podrían robar...)


  De nuevo, algunos argumentarán algo así como que "...pero es que, entonces, caería la industria del libro y se perderían muchos puestos de trabajo...". Claro. Es que para que un mundo sin propiedad fuera viable, tendrían que cambiar muchísimas cosas más. De hecho, tendría que cambiar casi todo. Habría que repartir el trabajo, dar otro sentido al dinero, establecer el decrecimiento como base del funcionamiento de la economía, eliminar la idea de competitividad y sustituirla por la de cooperación, etc, etc... ¿Un mundo imposible? No, repito que lo que es imposible es ir andando a la Luna...

   Añado unas líneas sobre la empresa privada y la "iniciativa privada" en la economía. Ello incluye hospitales privados y centros educativos privados. Yo creo que nadie ignora que el objetivo principal -cuando no único- de estas empresas es conseguir el beneficio individual y particular de sus dueños. Y ello a costa de lo que sea. A costa del interés general e incluso a costa del medio ambiente. Pese a ello, lamentablemente, la gran mayoría de la población (incluyendo ahí a los que no tienen  nada) está tan adoctrinada en favor del liberalismo económico que les parece normal y hasta aconsejable que la empresa privada sea la base de la actividad económica de un país. Aunque sea a costa de sus propios intereses. Ahí lo dejo.


martes, 21 de junio de 2016

  Hablaré brevemente sobre el Brexit.

 Faltan dos días para la celebración del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Por tanto, no sé cuál será el resultado. Y escribo este artículo sin saber qué pasará.

   Lo cierto es que a nivel puramente jurídico da casi igual cuál sea el resultado. Porque aunque la victoria sea de los partidarios de la permanencia, el Reino Unido seguirá gozando de un status especial con una serie de privilegios y excepciones que han ido arañando a lo largo de los últimos 40 años. La historia de la Unión Europea desde la entrada de Gran Bretaña en 1973 es la historia de legislar según el gusto del gobierno de Londres. No se ha avanzado más hacia la plena integración de los pueblos de Europa y hacia una Europa más social porque Londres no quería. Así de sencillo.

   Gran Bretaña no firmó el Acuerdo de Schengen. Ni todo lo referente a la moneda única. Y aplica excepciones en un buen número de acuerdos, directivas y reglamentos europeos. Son miembros del club... pero sólo para algunas cosas.

   Siempre he dicho que el nacionalismo es ese sentimiento atávico que parece acompañar a casi todos los seres humanos desde siempre. Un sentimiento que, en pequeñas dosis, puede resultar hasta poético. Pero que, en dosis excesivas, resulta irracional y destructor. El nacionalismo se siente en todos los rincones del mundo. Desde los "grandes imperios" hasta las pequeñas regiones, todos van con su "bandera" y su himno... Pero es que en el caso del nacionalismo inglés, todo esto adquiere un grado más... o dos.

   Y es que, mientras en todo el mundo se usa el sistema universal de medidas (metros, litros, kilos, etc) en el Reino Unido (y en otros países anglosajones) siguen midiendo en millas, pies, pulgadas, galones, libras, etc, etc. Y conducen por la izquierda. Y miden la temperatura en grados Fahrenheit... ¿Es una gracia?; ¿o un desafío? ¿Algo sin importancia? No lo sé. Da casi igual. Pero resulta curioso que incluso en las esquinas más  recónditas de Mongolia o de China se use el Sistema Internacional de Unidades. Pero en Londres, no.


  La gran "preocupación" de los defensores del Brexit parece ser el tema de la inmigración. Es curioso. Un país que ha invadido militarmente medio mundo, no quiere que entren allí inmigrantes. Han impuesto su gobierno, sus costumbres y su lengua en más de 60 países, casi siempre manu militari. Han robado riquezas de aquí y de allí. Recordemos que los súbditos de su Graciosa Majestad se llevaron hasta los frisos del Partenón de Atenas... Y ahora no quieren que entre allí nadie. ¡Qué bonito!... ¿Acaso los demás apestan...?

  No todos los británicos son así. Ni mucho menos. Las encuestas nos muestran que no es así. Y, además, puedo decir que conozco a muchos que son firmes partidarios de permanecer en la Unión con Europa y de colaborar con el resto del mundo. En plano de igualdad. Que incluso desean tener el euro como moneda y prescindir de la libra esterlina y de cualquier otro privilegio. Gentes que colaboran y ayudan a un mundo más justo y más integrado. Que respetan las demás culturas. Y que representan lo mejor de la investigación científica y cultural en el mundo. Y son británicos. Pero esos defensores de la salida de la UE, esos nacionalistas chauvinistas que lanzan esos mensajes de "mi país, mi país, mi país...","de fuera no quiero nada", "quiero estar solo..." esos, me resultan vomitivos. Así de sencillo.


   Pese a todo lo que comenté en los párrafos iniciales de ese artículo, creo que lo mejor para los europeos y para el resto del mundo es que el Reino Unido permanezca en la Unión Europea. Ojalá que venza la razón, el humanismo y el deseo de integración y equidad de esos muchos "otros" ciudadanos del Reino Unido que no quieren aislarse. Es lo que hubiera deseado Jo Cox, parlamentaria laborista asesinada hace unos días por un loco que, no por casualidad, era defensor de "mi país, mi  país, mi país...". Quiero desear desde aquí suerte a los partidarios del "Quedarse". Ojalá ganen. De lo contrario, estaríamos dando un triste paso hacia atrás en la lucha por conseguir un mundo donde se aspira a la paz, a la fraternidad, al equilibrio y a la razón.







martes, 19 de enero de 2016

Betsabé, personaje que en la Biblia aparece como  amante del rey David, es el nombre de esta magnífica escultura del gran Benjamin Victor, escultor estadounidense contemporáneo. Poco que añadir. Solo cabe disfrutar de la maestría de un artista que es capaz de hacer que una escultura de bronce rezume tanto erotismo...



 






 

miércoles, 6 de enero de 2016

   EL NACIONALISMO  Y LA SINRAZÓN ENQUISTADA

(Nota previa: Sé que este artículo no va a gustar a casi nadie. Pero me siento en la necesidad de escribirlo. Ya he escrito otras veces sobre el nacionalismo -en otros foros y en particular en  mi otro blog "homo doctus", donde solía analizar las cosas desde una óptica casi de psicología didáctica-. Hoy retomo el tema,  enfocándolo desde una óptica más política y mundana).

  Hoy he vuelto a leer un artículo sobre una ideología política llamada "anacionalismo". Lo he compartido en mi perfil de Facebook. Básicamente es una ideología que propugna la superación del marco de las fronteras y de los estados para el avance hacia un mundo más libre y más humano. Está muy cercana al movimiento anarquista de principios del siglo XX.  Su fundador, por llamarlo de alguna manera, fue un tal Eugenio Lanti. Sus seguidores usan el esperanto como medio de comunicación entre sí.


  
    El anacionalismo tuvo su momento de "auge" (siempre muy moderado) en las primeras décadas del siglo XX. Incluso en aquel momento fue muy minoritario. Y hoy apenas unos pocos miles de personas están asociadas a la organización "oficial" del movimiento. Incluso en internet apenas hay artículos relacionados con estas ideas. Así de minoritarias son...

    No voy a hablar aquí sobre los particulares de este movimiento. Y eso que reconozco mis simpatías por él. Y no solo porque usen el esperanto como vehículo de comunicación.  Pero sí voy a reírme de los grupos, asociaciones y partidos políticos "progres" que son incapaces de separarse de la idea de "patria". Porque, situándome en España, ¿en qué coinciden partidos políticos tan dispares ideológicamente como el PP, el PSOE, IU, UPyD, Ciudadanos.... y a nivel regional partidos como el  PNV, Bildu, CDC, ERC, la CUP,  etc, etc...? (la única excepción sería Podemos y su círculo). Pues bien, todos ellos coinciden en su discurso "patriótico".



    Situémonos ahora en un nivel de perspectiva histórica y viendo el mundo en su totalidad: ¿en qué coinciden personajes como Hitler, Mussolini, Franco, Lenin, Stalin, Putin, Fidel Castro, Hugo Chávez, Juan Domingo Perón, Mao Tse Tung, Pol Pot, Yasser Arafat, Winston Churchill, Charles De Gaulle, Margaret Thatcher, Bill Clinton, y todos los demás...?
  Muy sencillo: coinciden en que todos, repito, TODOS, se sentían, de manera innegociable, miembros de un país, con sus fronteras, su bandera, su himno, sus símbolos, su ejército y sus leyes de extranjería. De sus ideas podrían dejar a un lado algunos aspectos si llegaba el caso y era necesario. Pero nunca podían dejar de lado que ellos tenían una patria y que la defenderían antes que a ninguna otra cosa.

   Si hacía falta, la izquierda se unía con la derecha. Explotadores con explotados. Eso no era importante. Lo importante era la patria. Y sigue siendo así.
    Decía Marx que "la religión era el opio del pueblo". Puede que sí. Pero, en mi opinión, Marx olvidó decir que el nacionalismo era por lo menos tan cegador como la religión. (Claro que mucho me temo que Marx también tendría sentimientos de pertenencia a una patria irrenunciable. Porque el marxismo no se opuso nunca frontalmente a la existencia de las naciones y las fronteras. Como mucho, habló en favor de la cooperación entre los distintos  movimientos obreros que había en los diferentes países. Algo es algo; pero, para mí, no es suficiente).

    Y todo esto sigue en vigor. Tanto o más que hace 100 años. Tanto o más que hace 2.000 o 3.000 años. Y si no, veamos,  centrándonos en España, lo que ocurre en la vida política diaria.



    Ante la dificultades de formar gobierno, las únicas "líneas  rojas" que se ponen unos y otros para formar coaliciones  son las derivadas de la identidad nacional. Se podría resumir en algo así como la máxima: "la Patria es innegociable". No se pone como línea roja la pobreza, la injusticia social, el fraude fiscal, la malversación de fondos, los recortes sociales... No, solo se dice que "yo con aquel no voy si pone en peligro mi patria".

    Muy en particular quiero referirme a Cataluña, región (o "nación", para los que lo prefieran así) muy  desarrollada desde el punto de vista económico, social y cultural. De acuerdo. Pero, pobrecitos, no pueden dejar de lado el lastre de tener que pertenecer a una patria. El único problema para ellos es determinar cuál es su patria. Pero casi  todos quieren tener una. Les hace falta como el respirar. 

    Y así, por un lado, PSC, PP , C's  defienden la "unidad de España". Por otro, CDC, ERC y la CUP, defienden "la creación de un nuevo estado". UDC (Unió), a medio camino, defiende un punto intermedio. Catalunya sí que es Pot habla de referéndum. En su mensaje político siempre tiene que quedar claro, antes que ninguna otra cosa, dónde se sitúan en el tema de la nación/patria. Es lo primero que se mira en una formación política. Cuál es su postura en este delicado y trascendental asunto. Y, en base a eso, la gente vota y los partidos hacen o no hacen coaliciones.

  (La única excepción a toda esta ceguera es "Catalunya sí que es Pot "-de la onda de "Podemos"-, cuya postura en estos temas es, afortunadamente, distinta. Sería algo así como : "¿Patria? Puede ser; pero después de otras cosas más importantes...")

    Quiero hablar de la CUP. Casi diría que necesito hablar de la CUP. Ellos se autodefinen como un partido antisistema, anticapitalista, alternativo, bla, bla, bla... Yo, sin embargo, pienso que son como todos los demás partidos: porque para ellos, lo primero, es la patria. En la primera reunión del nuevo Parlament no dudaron en aprobar una "declaración de independencia". No una declaración antipobreza ni antibelicista. No. Lo primera era crear una patria. Ellos iban a defender a los pobres, y a los explotados siempre y cuando estuviesen dentro de sus fronteras. Si el pobre o el explotado es de Zaragoza o de Toulouse, entonces no van con ellos. Han dudado durante varios meses en darle la presidencia de la Generalitat a Artur Mas, un señor que representa a la oligarquía explotadora y corrupta de Cataluña. Pero con el que coincidían en lo esencial: su amor a la patria. Al final no ha sido así. Por apenas  un puñado de votos. Pero es sorprendente que lo hayan pensado durante tanto tiempo...
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   Da pena ver cantar a los diputados de la CUP, puño en alto, "Els Segadors": "Bon cop de falç..." (algo así como "buen golpe de hoz) dice una y otra vez la letra del himno catalán. La emoción en ellos al cantar esta letra es muy parecida la que sienten Artur Mas y Oriol Junqueras. Todos son muy patriotas. A veces me dan tanta pena que yo, si pudiera, les daba la independencia durante unas semanas o unos meses, para que fueran felices y no lloraran. Porque se han pasado siglos criticando el nacionalismo y el patriotismo. Y ahora resulta que ellos son tan nacionalistas y tan patriotas como Francisco Franco, José María Aznar y todos los demás.

  Pilar Rahola -a quien yo consideraba inteligente- se descuelga ayer diciendo que el fracaso final de la investidura de Artur Mas ha estado planeado por el CNI. Dios mío, Pilar Rahola, hágaselo usted mirar. Está usted en el mismo "saco de instintos primarios" en el que está el nacionalismo español. Yo sé que la gran diferencia entre el nacionalismo catalán y otros nacionalismos es que ustedes -eso espero- nunca usarían la violencia para conseguir nada. Y se lo agradezco. De verdad. Porque yo sé que contra ustedes sí se ha usado la violencia. Pero qué pena me da verlos pasar meses y años centrados en un único tema.

    Pero, de verdad, si quieren presentarse como adalides de un nuevo mundo, de una humanidad avanzada, racional, equilibrada, justa, etc, etc, dejen de lado su necesidad de poner fronteras en el Ebro y aduanas en Port Bou. Dejen  de lado su necesidad de poner siempre banderitas (esteladas o no) por todos sitios. Es fantástico que defiendan la cultura de sus padres y de sus abuelos. Comparto que denuncien los excesos que el nacionalismo español ha cometido durante siglos contra las culturas de la periferia. Yo llevo 35 años (desde que empecé a pensar con equilibrio y me deshice de la necesidad de tener una patria) apoyándoles a ustedes en todo eso. He defendido la identidad cultural de Cataluña y de cualquier región del mundo cuya cultura estuviera oprimida o en peligro. He leído  poesía en catalán y he cantado decenas de canciones en catalán. Pero, por favor, no me decepcionen... No sean como los otros...