No molesten, por favor...

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miércoles, 7 de marzo de 2018

     CON OCASIÓN DEL "DÍA DE LA MUJER"

 Hoy es 8 de marzo. Son las 7 y 40 minutos. Me siento en el ordenador. Me dispongo a publicar en mi perfil de Facebook una breve reflexión de dos o tres líneas con ocasión de este nuevo Día Internacional de la Mujer. Pero pronto me doy cuenta de que necesito un poco más de espacio. Porque son varias las reflexiones que quiero hacer. Trataré de ser breve. Lo haré de manera esquemática.

1.- La naturaleza ha querido que todos seamos distintos. Pero la razón y la justicia exigen que todos seamos iguales en derechos. Y en el largo camino por lograr esa igualdad de derechos, es aconsejable que determinados individuos y determinados colectivos se beneficien, al menos de manera temporal, de una discriminación positiva.

2.- No estamos ante una lucha de hombres contra mujeres. Porque lo cierto es que hay muchos hombres que apoyan la lucha de las mujeres en la defensa de sus derechos. Y hay también muchas mujeres que, debido a razones psicológicas y culturales, de manera consciente o inconsciente, colaboran en la represión del avance de la mujer.

3.- Son muchos los enemigos que las mujeres han encontrado y encuentran a lo largo del  camino. Desde el principio de los tiempos. Y es triste constatar que, incluso hoy, en países aparentemente civilizados como los que forman parte de la Unión Europea, entre los grandes "enemigos" de los derechos de la mujer se encuentran los siguientes: los legisladores, los jueces y magistrados, los fiscales, los dirigentes religiosos y los dirigentes culturales. No todos y no siempre. Pero sí muchos de ellos y muchas veces.

4.- Algunos hombres (y algunas mujeres) se han rasgado estos días las vestiduras ante la idea de una "huelga" en el día de hoy. Esta huelga está prevista en más de 40 países de todo el mundo. Mi opinión es que, puestos a ser justos y puestos a intentar poner fin a esta vergüenza que yo llamo maltrato a la mujer, la huelga debería durar 20 años. Y me quedo corto. Quizá algunos, por fin, se enterarían de qué va esto.




5.- Insisto en que todos somos diferentes (afortunadamente) y que la igualdad no hay que buscarla de manera obsesiva, sino con todos los matices que exige la sabiduría y el equilibrio. Pero, desde luego, una sociedad no puede autoproclamarse "civilizada" mientras los maltratadores siguen en la calle y mientras las mujeres ganan un 20 o un 30% menos por hacer el mismo trabajo que sus compañeros.  Por no hablar de la explotación sexual y del acoso laboral. Y de muchas otras vejaciones, ante las que el legislador parece "mirar para otro lado". 

6.- Es evidente que el movimiento feminista puede incurrir (y de hecho incurre a veces) en contradicciones y excesos. Esto le ocurre a todos los movimientos políticos y culturales. Porque toda creación humana es, por definición, imperfecta. Y porque la realidad es muchas veces muy compleja. Pero no por ello le falta la razón en sus planteamientos y en sus exigencias. Desde luego, cuenta con todo mi apoyo. Porque aquí queda mucho por mejorar. Y no es de recibo hacer como que "aquí no pasa nada" y que todo el ideario feminista es sólo una "exageración". Aquí pasan muchas cosas y hay que solucionarlas. Y ya. 

    Lo dicho. Me sumo al espíritu reivindicativo de este 8  de marzo. No puede ser de otra manera.